viernes, 25 de abril de 2008

Fosas comunes parte 6

Documental sobre fosas comunes en Colombia parte seis.

Fosas comunes parte 5

Documental sobre fosas comunes en colombia parte cinco.

Fosas comunes parte 4

Documental sobre fosas comunes en Colombia.

Fosas comunes 3

Documental sobre fosas comunes en Colombia.

Fosas comunes

segunda parte de documental sobre fosas comunes

Fosas comunes

Primera parte de documental sobre fosas comunes

martes, 22 de abril de 2008

Finaciadores del paramilitarismo en Colombia y relación con Álvaro Uribe Velez

NO SOLO POR LA PÍRRICA MULTA DE E.U., SINO POR LA INACCIÓN COLOMBIANA

¡Indignados con Chiquita!

Claudia López. Columnista de EL TIEMPO.

Con razón ha causado gran indignación nacional el pírrico acuerdo al que llegó la bananera de Estados Unidos Chiquita Brands con la justicia de ese país, según el cual aquella será multada con 25 millones de dólares por haber pagado a los paramilitares 1,7 millones de dólares en 7 años (1997-2004).

Ninguno de los directivos que hicieron el acuerdo y giraron el cheque serán juzgados. Esos patrocinadores de asesinos seguirán fungiendo como empresarios; como pasa en Colombia. Me gustaría saber cómo habría juzgado ese mismo tribunal a una empresa estadounidense que pagara durante siete años 1,7 millones a un grupo armado talibán en cuyo radio de acción, casualmente, se asesinaran trabajadores estadounidenses. Pero si la indignación por la decisión estadounidense es de esas magnitudes, por la inacción colombiana debería ser infinitamente mayor.

En Urabá hay siete grandes bananeras. Cuatro colombianas: Uniban, Banacol, Sunisa y Bagatela. Y tres estadounidenses: Proban (Dole), Conserva (Del Monte) y Banadex (Chiquita). A partir del 2005, Chiquita le vendió sus negocios en Colombia a Banacol.

Desde hace meses hay una declaración confesa de alias 'el Alemán', según la cual todas las bananeras de Urabá les pagaban a los paramilitares a través de la Convivir Papagayo. Esta Convivir Papagayo, que sigue fungiendo todavía como una 'Cooperativa Especial de Vigilancia y Seguridad' legal, fue creada en 1997, el mismo año en el que Chiquita reconoce haber empezado a hacer pagos a los paramilitares. Esa Convivir fue, como muchas otras, promovida y creada en la gobernación del hoy presidente Álvaro Uribe, con la autorización del entonces Superintendente de Seguridad, Herman Arias, hijo del entonces presidente del gremio bananero Augura, José Manuel Arias Carrizosa.

La Convivir Papagayo acepta que recibe de las bananeras un pago de 3 centavos de dólar por caja exportada. Del año 97 al 2004, según datos de Augura, las bananeras de Urabá exportaron algo más de 472 millones de cajas. Es decir que por pago de cuota a la Papagayo, o sea a los paramilitares, los hicieron parte de la bicoca de 13,6 millones de dólares.

Chiquita participa aproximadamente con el 17 por ciento de las cajas exportadas. Se deduce, entonces, que entre el 97 y el 2004 debió pagar 2,3 millones de dólares a la Papagayo, de los cuales reconoció haber dado a los paramilitares 1,7 millones. Pero bueno, reconoció algo. ¿Y los demás qué?

¿No es acaso indignante que con varias declaraciones confesas, incluyendo la del jefe paramilitar de la zona y un juicio en Estados Unidos, ni el Gobierno ni la justicia de Colombia hayan abierto una sola investigación, ni mucho menos impuesto aunque sea la misma insignificante sanción de Chiquita a las demás bananeras?
Por el contrario, como en otros casos, los vinculados a la oscura maniobra son amigos y colaboradores del presidente Uribe. Nicolás Echavarría, quien exporta banano con Del Monte, otra multinacional que tiene el 8 por ciento de la exportación de Urabá, fue el embajador de Colombia ante la Unión Europea en el primer mandato presidencial y la mano derecha del bananero y presunto jefe paramilitar de Urabá, conocido con el alias de 'Pedro', Emilio Hazbún, pujante promotor de la reelección presidencial.

El apoyo de las bananeras a los 'paras' no se redujo a la financiación, sino que incluyó el tráfico de armas. Por el puerto de Turbo, y sólo en un reconocido caso, Carlos Castaño introdujo 3.400 fusiles y 4 millones de cartuchos. Un diligente miembro de la Interpol investigó el hecho y lo denunció ante el director del DAS.
Lo que no sabía el investigador es que había entregado el informe a Jorge Noguera, todo indica que vinculado con los paramilitares.
La investigación, obviamente, nunca prosperó. Pero, claro, lo indignante es que sólo la justicia estadounidense haya juzgado a una bananera e impuesto la pírrica sanción de 25 millones de dólares. Lo demás son logros de la seguridad democrática.


Claudia López

martes, 8 de abril de 2008

martes, 4 de marzo de 2008

Crímenes del paramilitarismo en Colombia

'Paras' usaron serpientes venenosas para matar a sus víctimas, reveló desmovilizado a la Fiscalía


Foto: Alfonso Cervantes / EL TIEMPO
José Gregorio Mangones Lugo, alias 'Carlos Tijeras', comandante del bloque 'William Rivas' de las autodefensas. 'Carlos Tijeras' aseguró que la orden de hacerlo la dio 'Jorge 40' en el 2003. Dijo que se acudía a este método cuando mataban a más de tres personas para que no se contabilizara como masacre.

"Como el Derecho Internacional Humanitario dice que después de tres muertos se habla de masacre, el propósito era que no nos achacaran tantas masacres, entonces utilizábamos culebras, y estas muertes se contaban como accidentes de la naturaleza", le dijo José Gregorio Mangones Lugo, alias 'Carlos Tijeras', a la Fiscal Deicy Jaramillo.

"Pero había masacres que teníamos que hacer, por eso se usaron las culebras. También levantábamos una o dos víctimas y la llevábamos a otro lugar distante del primer hecho para que apareciera como otro caso, pero esto era doble trabajo para el personal, y recurrimos a las culebras", agregó con voz serena.

Paradójicamente, Mangones dijo también que el número de masacres que podía hacer su grupo no le preocupaba tanto con respecto al Derecho Internacional Humanitario, sino por respeto a la sociedad, a las comunidades.

"No quería aparecer dando de baja a mucha gente en unas comunidades que ya nos habíamos ganado", agregó.

'Carlos Tijeras' mantuvo durante la audiencia de ayer un contrapunteo con la representante del ministerio Público, Diana Cardona, quien lo requirió dos veces para que no utilizara la frase 'dar de baja'.

"Usted estaba en un grupo al margen de la ley, y según el Código Penal eso a que se refiere es un homicidio, un asesinato. Por favor, cuando se refiera a homicidios no diga dar de baja, eso es ofender más a las víctimas", le dijo la funcionaria.

Tijeras respondió que él no se consideraba un sicario a sueldo (sic).

"Yo tengo mis principios, mi ideología de autodefensa y no voy a cambiarla, por lo tanto siempre hablaré de dar de baja. Si antes usaba las armas, ahora utilizo las ideas", precisó el ex paramilitar.

Mangones Lugo reconoció en la diligencia de ayer 400 homicidios, que se suman a los 320 que admitió en la versión pasada.

El 'Bloque Norte' al que pertenecía 'Tijeras' y que operaba en los departamentos de la costa Atlántica, contabiliza 18.000 víctimas, el mayor número de todos los grupos de autodefensas que operaron en el país, dice un informe de Fiscalía.

Otros crímenes atroces revelados por desmovilizados

Como antecedente a lo dicho ayer por 'Tijeras' está la versión de John Jairo Esquivel Cuadrado, alias 'El Tigre', contra quien pesan tres condenas de 40 años cada una, por tres masacres.

'El Tigre' reconoció que descuartizó víctimas y las tiró al río Cesar. "Nos tocó coger a mucha gente, picarla, y lanzarla al río... eso lo hacíamos para no calentar la zona, para que no llegara la Fiscalía, la Policía o el Ejército a averiguar cosas y nos dañara el funcionamiento".

Aceptó que daba las órdenes, y que en otras actuó personalmente. Explicó que 'picar gente' consistía en "dar de baja a enemigos, luego descuartizarlos y botarlos al río Cesar".

Wilson Salazar Carrascal, alias 'El Loro', dio muerte a garrotazos a la candidata a la alcaldía de San Alberto (Cesar) Aída Cecilia Lasso.

En el mismo hecho (21 de junio de 2002) mataron a la hija de esta Cindy Paola Rendón.

El mismo 'Carlos Tijeras' reconoció ayer que ordenaba muertes diciendo. "Me trabajan con silenciador", que significaba utilizar armas cortopunzantes.

También admitió que mató "a más de uno" con un palo que cargaba en su escondite.

ROBERTO LLANOS RODADO
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
BARRANQUILLA